Artículo de Kati Ferrero para INFOSOS
27.12.23. Grupo Enercoop, a través de la Cooperativa Eléctrica de Crevillente, ha promovido un modelo de comunidad energética que generará 10.000 puntos de suministro para llegar a los 30.000 habitantes de esta población alicantina en 3 ó 4 años, según el director general, Joaquín P. Mas. Considerado un caso de éxito, este modelo se ha extendido a otros 25 municipios españoles, la mitad en la Comunidad Valenciana.
“La comunidad energética de Crevillente permite que el acceso a las energías renovables sea más democrático y salvar las barreras” ya que “la transición energética está siendo fuertemente asimétrica”. “Cuando hablamos de producir nuestra propia energía no todo el mundo puede acceder a esa producción en iguales condiciones porque no todos tenemos capacidad económica suficiente para montar nuestra instalación de autoconsumo, tejados o no llegamos a un acuerdo con nuestros vecinos para realizar una instalación de producción”, asegura en una entrevista con InfoSOS.
El modelo de Enercoop desarrolla instalaciones “en cubiertas de espacios públicos municipales como polideportivos, campos de fútbol o museos”, para generar una infraestructura “que actúa como paraguas energético produciendo energía para un conjunto de consumidores”, señala.
La cesión de las cubiertas se consiguió con una licitación. Tienen 21 espacios y cubiertas municipales “con un total de 15.000 metros cuadrados”, dice Mas.
Desde 2020, ha construido siete instalaciones que generan “600 kW en Crevillente y prevemos superar los 4000 kW en 2024, multiplicando casi por seis la potencia actual, y continuaremos en 2025”. Cuentan con 600 puntos de suministro que dan servicio a unas 2.400 personas – estimando 3 ó 4 por vivienda- una cifra que multiplicarán “por cinco o por seis a finales de 2024”, calcula.
El sistema se complementa con microplantas de generación energética que se construirán en suelo no urbanizable y a las afueras, para crecer en escala.
En lo económico es un modelo innovador de pago por uso. Los miembros de la comunidad energética no hacen inversión inicial, ya que la asume “la propia entidad cooperativa, que después vende la energía a los consumidores”, explica el directivo.
“No es que hagamos magia. Encajamos la inversión con una fórmula de financiación. La clave está en que la energía que producimos `gratuitamente´ porque procede del sol, se la cobramos a los consumidores a un precio inferior al que ellos la compran en la red” y esa diferencia “permite pagar la financiación asociada”, detalla.
“El ahorro para el ciudadano es de un 10 al 15% de la factura eléctrica y cuando se amortiza la inversión, en cinco o seis años, del 20 ó 30%. Es un poco menor que el autoconsumo de una vivienda unifamiliar, pero sin poner un euro”, afirma. Si hay subvenciones, la amortización es más rápida. “Conseguidos una transición energética socialmente sostenible”, concluye.