Traducción del reportaje «Crevillent: Spain’s first solar community» publicado en el portal internacional Climate Tracker sobre la Comunidad Energética COMPTEM de Crevillent.
Al pie de una cadena montañosa, a 25 kilómetros de la costa de Alicante, en el sureste de España, se encuentra el pueblo de Crevillent, uno de los lugares más secos del país. No es un dato prometedor para una región mediterránea particularmente vulnerable al cambio climático. Pero los casi 30.000 habitantes de Crevillent están convirtiendo esta característica negativa en una oportunidad para luchar contra la crisis climática.
Como menos lluvia también significa más horas de sol, la ciudad apuesta por la tecnología solar fotovoltaica para convertirse en la primera comunidad energética local de España. Una ciudad donde los residentes consumirán electricidad autogenerada a partir de paneles fotovoltaicos, que serán de propiedad colectiva.
El presupuesto para la adecuación del solar, liderado por la cooperativa eléctrica local Enercoop, es de 400.000 euros, de los cuales 300.000 son aportados por el proyecto de innovación MERLON. Esta iniciativa liderada por la Unión Europea se centra en la optimización de los sistemas energéticos locales, y los primeros pasos de Crevillent hacia una comunidad energética independiente servirán como su «prueba piloto» en España.
La fase inicial del proyecto concluirá a finales de este año, con la instalación de 120 kW que proporcionarán energía a unos 70 hogares. Su sistema de almacenamiento de energía de ion-litio de 200 kWh permitirá a los ciudadanos producir energía durante el día y consumirla por la noche, así como no depender de la electricidad exterior en caso de apagones.
Paneles instalados en la cubierta de un edificio de Crevillent. Foto: Enercoop.
Buscando espacio
Esta será la experiencia piloto de MERLON en España, pero el objetivo de la Cooperativa es extender la cobertura para que toda la ciudad de Crevillent sea independiente, energéticamente, para el año 2030. Para que eso suceda, necesitarán encontrar espacio para todos esos paneles fotovoltaicos con los que abastecerán la demanda eléctrica de la comunidad. Este es uno de los principales obstáculos a los que se enfrenta el pueblo. “En una ciudad que, como gran parte de la costa oriental española, se ha expandido en altura, la disponibilidad de espacio en las azoteas es limitada”, dice Joaquín Mas, quien es el actual director de Enercoop. Sin embargo, Mas no está demasiado preocupado por eso. El municipio está cediendo las azoteas de los equipamientos públicos —escuelas, piscinas, clubes deportivos, áreas verdes, etc.— para instalar los paneles solares de la comunidad, y esperan que los propietarios privados hagan lo mismo. La ciudad de Crevillent también tiene un elemento importante a su favor. Prácticamente todo el pueblo se abastece de energía de Enercoop, que, a diferencia de la mayoría de las cooperativas energéticas españolas, no solo es comercializadora de electricidad, sino también distribuidora. Se trata de una excepción en España, donde cinco empresas principales se reparten la distribución eléctrica de forma que cada una de ellas opera en un territorio jurisdiccional. “Crevillent es uno de los pocos lugares donde la distribución de electricidad depende de una cooperativa local. Esto se debe a razones históricas: en 1925, simplemente no había interés en electrificar la ciudad, cuya economía dependía de su industria de alfombras. Entonces la gente del pueblo tomo las riendas, se unió y creó la Cooperativa para encargarse ellos mismos de la distribución de energía”, explica Joaquín Mas. Por esa razón, prácticamente todos los residentes de Crevillent son miembros de la Cooperativa y se sienten culturalmente apegados a ella. “Está en nuestro ADN. Nuestros padres y abuelos lo crearon hace cien años. Ahora no conozco a nadie que obtenga su electricidad de otro proveedor ”, dice Salvador Ferrández, uno de los miembros más entusiastas de esta futura comunidad. Aunque ahora mismo no ve el mismo nivel de entusiasmo en muchos de sus vecinos, cree que una vez que se conviertan en una comunidad energética independiente, mejorará la cultura energética en Crevillent, especialmente cuando la gente empiece a sentir el cambio en sus bolsillos. «Al final es lo que nos importa«, admite.
Paneles en la cubierta de una zona pública de Crevillent gestionada por Enercoop. Foto: Enercoop
Los consumidores no tendrán que realizar ninguna inversión, ya que gran parte del presupuesto está financiado por el proyecto de la UE MERLON y el resto lo asumirá la Cooperativa. Pero se beneficiarán de la reducción de los costes de generación. Una vez que se establezca la Comunidad Energética, los consumidores verán una reducción del 15-20% en su factura anual de electricidad, asegura Joaquín Mas. Y lo más importante, se convertirán en productores de su propia energía, lo que democratiza el consumo eléctrico, comenta Andreu Escrivà, científico medioambiental y ex miembro de la Comisión de Cambio Climático del Gobierno regional. “Estas comunidades son relevantes para demostrar que la transición energética no consiste en cambiar una toma de corriente por otra, o de usar paneles solares en lugar de centrales térmicas”, dice. “Tener enormes unidades de producción de energía, ajenas al consumo, impide la democratización de la energía. Tenemos que ir hacia un escenario en el que los ciudadanos sean capaces de tomar decisiones”.