La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha certificado, por quinto año consecutivo, que la Cooperativa Eléctrica San Francisco de Asís de Crevillent -empresa matriz del Grupo Enercoop-, comercializa energía 100% limpia y renovable. El organismo público encargado de preservar, garantizar y promover el correcto funcionamiento de los mercados, acredita que en 2017 la entidad crevillentina vendió a todos sus socios y clientes electricidad no contaminante.
Según el certificado de la CNMC, el Grupo Enercoop comercializa energía originada sin producir emisiones de dióxido de carbono ni residuos radiactivos, logrando la calificación A, la máxima en el etiquetado energético. La Comisión, adscrita al Ministerio de Economía, “confirma el compromiso de nuestros socios y clientes con la conservación del medio ambiente, a través del consumo de electricidad limpia”, apunta el presidente de la Cooperativa, Guillermo Belso.
La acreditación oficial destaca que el pasado año, en el sistema eléctrico español sólo un 32% de la energía procedía de fuentes renovables. El resto, un 68%, fue de origen contaminante (nuclear, gas natural, carbón, fuel o cogeneración). Enercoop, siempre que acudió al mercado energético, adquirió y distribuyó electricidad de fuentes como la fotovoltaica, hidráulica y eólica.
Este certificado, que demuestra desde 2013 la apuesta de Cooperativa por la conservación de la naturaleza, se puede consultar en la página web de la Comisión, en el apartado dedicado a las Garantías de Origen. “Esta apuesta de la Cooperativa por comercializar sólo electricidad respetuosa con nuestro medio ambiente supone un esfuerzo económico y estratégico muy importante para la institución”, recuerda Belso.
Producción también “limpia”
Además de adquirir energía 100% limpia y renovable para su comercialización, la producción de la Cooperativa Eléctrica San Francisco de Asís cumple los mismos requisitos. La compañía crevillentina genera recursos a través de plantas fotovoltaicas e hidráulicas en España y Portugal. Esta producción evita anualmente la emisión a la atmósfera de más de 35.000 toneladas de dióxido de carbono, uno de los principales gases contaminantes. El equivalente a lo que vierte el parque automovilístico de una ciudad como Crevillent durante todo un año.